Aristóteles
Nuestro país es un total desastre en materia política, ni siquiera llega a cumplir la calidad de “estado”; aún así, la apatía o desencanto que nos generan las promesas de cualquier partido político no es impedimento para que su voluntad afecte en nuestra vida diaria. Esto acarrea problemas a la hora que estas personas, "Políticos", aprueben leyes o aumentos, muchos no estaremos conformes.
¿Cuál es entonces el problema de la democracia? Que es un concepto que ya ha sido superado. Si funcionó para sociedades anteriores, la nuestra, que si bien no está del todo evolucionada nacionalmente hablando, las monarquías sexenales que impone la población votante, disfrazan su oligarquía con cuentos de estado benefactor en el mejor de los casos.
Ya desde la antigua Grecia se había visto la democracia con desprecio, con Platón por ejemplo, estamos conscientes de las consecuencias que puede traer “El poder de la plebe” mal aplicado. Podrá decirse que de este modo se puede lograr una apología al estado totalitario, mas de qué otra forma viene dándose la democracia en México sino como oligarquía partidista conjunta por “compadrismo” y un singular apoyo por parte del narco (O delincuencia, como diría Foucault en Vigilar y Castigar). Añadiendole la enorme ventaja de tener un pueblo pasivo; es decir, en base a la ignorancia y la abulia política del mexicano, sus gobernantes emplean un pseudototalitarismo. Sin embargo, ahí se incluyen grandes controladores como lo son los medios de comunicación y Estados Unidos.
Platón introduce la idea de una aristocracia como un gobierno manejado por los más aptos, los Aristos saben la necesidad de cuidar del estado, pues en él ven un reflejo de su propia alma, una visión metafísica que interactuaba con la política. México, desde antes de la llegada de los españoles, ha sido manejado por emperadores o teocracias; sin embargo, esta visión aristocrática ya prevalecía en el mundo precolombino, además de la necesidad de educar al pueblo como dijo ya Aristóteles.
El capitalismo y demás corruptores que se generaron tras la llegada de los del “Otro lado del charco” no dan cabida a la teoría política que ha ganado el grado de utopía: la politeia aristotélica. Que bien se le puede objetar su tendencia cristiana al poner como núcleo de la sociedad a la familia, o que justifique el esclavismo, es preciso ver que este sometimiento no ha desaparecido. Marx vio ese sistema de dominación, lo expone en su materialismo histórico, esa relación amo-esclavo que se ha presentado a través de la historia. Aún así, hay que señalar que en la actual burguesía esta relación se torna más cruel, al burgués no le van a interesar las necesidades de su subordinado una vez haya terminado su trabajo, su explotación resulta más peligrosa que la del esclavo, su mísero sueldo sólo le permitirá solventar sus necesidades básicas y seguir trabajando. Y no sólo nosotros estamos sujetos a este sistema, sino el mundo entero; por lo que es preciso comenzar en lo concerniente a nuestro país, y mejor aún, a nuestro municipio.
Si se tiene en mente una meta a la que debamos llegar como estado, idealmente, sería a una autarquía; pero, al grado en que estamos, sería relativamente imposible tal fin; por lo que, ante todo lo que se ha venido mencionando, los Aristos se encargarán de conducir a la comunidad hacia una Politeia, de donde su trabajo será inherente. Es decir, no se les verá como entes superiores, ya que están cumpliendo con un trabajo que responde a la misma sociedad en la que viven.
Es preciso detenernos y definir más explícitamente lo que Aristóteles pretendía con su Politeia, puesto que si no está totalmente de acuerdo con la democracia, depende de ésta para subsistir. En el libro IV de La Política, el Estagirita menciona que hay tres tipos de democracia “La primer forma de democracia es la que recibe este nombre en atención, sobre todo, al principio igualitario. La legislación de esta democracia en efecto hace consistir la igualdad en que los pobres no tengan preeminencia sobre los ricos, ni una ni otra clase tenga la soberanía, sino que ambas estén en el mismo nivel” esta es la que supuestamente tenemos, sin embargo no se practica porque necesita la participación íntegra de la población, razón principal por la que la democracia no funciona en México, sin contar la lucha de clases. La segunda y tercera formas de democracia responden a la participación de los ciudadanos en las formas de gobierno y su relación con la ley. Hay que apuntar la aparición de los demagogos y su relación con la democracia, puesto que es como funciona aquí, la apelación a la subjetividad para ganarse al pueblo y triunfar en las elecciones. La Politeia guarda en sí, una orientación hacia la oligarquía y una república, no se separa de la ética, por lo tanto se mantiene al margen de una virtud. Una Eudaimonia para la sociedad.
Tijuana siempre ha dependido de la federación, a la vez que debe adecuarse a las políticas de California, los proyectos municipales se logran una vez que el Ejecutivo viene a inyectar presupuesto; dejando al comercio, la prostitución, el narcotráfico, el “Turismo”, los migrantes, etc. Como únicas alternativas en las que la ciudad misma produce ganancias para sí. Lo que no se ha tomado en cuenta, desde hace mucho tiempo ya, es que el campo es la salvación que este país tiene y no aprovecha. Edgard Mason (1982) advierte que las tierras nacionales sufren severa erosión, por lo que junto con el descuido de los mexicanos, las tierras cultivables van minimizándose a grados agigantados. Menciona el autor “Al grito de ¡La tierra es de quien la trabaja! Los gobiernos revolucionarios procedieron demagógicamente a “darla” a quien muchas veces ni la trabaja o que, aún haciéndolo, no sabe realmente aprovecharla y la mayoría de las veces la abandona por falta de cariño o interés.” Lo que, junto con el apoyo que el gobierno le da a la industria maquiladora, propician el desplazamiento hacia las comunidades urbanas como sucede con Tijuana (aunque aquí es principalmente por nuestra proximidad con E.U) dejando grandes hectáreas de terreno a capitalistas, que como sucede en esta ciudad, tienden a convertir en fraccionamientos. Y reitera Mason “El campo mexicano nunca ha estado ni estará en manos de quienes deben tenerlo, de quienes verdaderamente lo quieren, lo conocen y lo hacen producir, por ello los métodos utilizados para trabajar la tierra: la “milpa”, el desmonte… practicados por comunidades indígenas y aún la hacienda… no resultaron lo eficientes que debían, ya que son resultados de sistemas inadecuados, pero el que hoy predomina, ha mostrado ser, quizá, el peor de todos, por ende, los resultados son tan graves.” He ahí la clara necesidad de los aristos, y su presencia en el campo como catalizadores para la restauración de una base económica para el estado.
Somos testigos de los estragos de la industria ante el proletariado, y el trabajo enajenado, la avaricia de los grandes empresarios y el flujo monetario derramado hacia el extranjero. Estos fenómenos pueden atribuirse a la imposición de sentidos por parte de los medios, donde el estado ha perdido su control. Del derroche de nuestros recursos naturales, y como se viene mencionando, de su desaprovechamiento, gracias a leyes que aún no pueden separarse de principios eclesiásticos, conservando la tradición teocrática, y adulando a nuestro vecino del norte.
Estos Aristos necesitan recobrar los sentidos autóctonos, donde el Arte puede intervenir satisfactoriamente, y poco a poco salir de la enajenación burguesa. El predominio de fuentes alternas de información, como el internet, es una de las primeras fases de intervención para el “Arte enajenado-desenajenante” y para los Aristos teóricos. A falta de una libre expresión apoyada por el país.
Si ha de continuar el sistema de dominación, el estado ha de conseguirse esclavos, y quiénes más que sus infractores: los presidiarios. Si éstos arremetieron contra la sociedad, es su deber pagar a ésta y no sólo vivir de ella. Si nuestra ciudad volviera los ojos al soporte agrario, sus “esclavos” pagarían su sentencia a base de “Fuerza de trabajo”, tal y como lo hace el capitalismo, dando pie a sistemas penitenciarios independientes del presupuesto del estado. A pesar de la decadencia en la que ha caído la industria, la globalización exige que se mantenga en pie, urbanizando cada vez más, obligándonos a importar alimentos y demás recursos básicos, ya sea por su bajo costo o su disponibilidad (donde, a veces, la calidad deja mucho que desear).
Tales propuestas pueden sonar graciosas, dada su nulidad a la Praxis, puesto que el principal impedimento se encuentra entre nosotros, la corrupción. Dando veracidad a la famosa frase de Hobbes, Homo homini lupus, que dan evidencia las cinco ejecuciones que llegan a aparecer al día en Tijuana. Aunque esto responde al principal problema en México, el narcotráfico como benefactor para la Polis, dando buenos sueldos a sus “trabajadores”, y comprando a las autoridades locales. Y como diría el susodicho filósofo, es preciso mantenerlos en control; donde el estado podría tener la oportunidad de dejarse de hipocresías y asumir su alianza, legalizando los narcóticos extraídos de la tierra y autorizando los centros donde efectivamente se consume. No habría un gran cambio, sólo que el control ya residiría en el estado, uno verdaderamente laico.
Aristóteles ya recalca la importancia de que el estado eduque a la juventud, y la gran responsabilidad que tienen los maestros como mediadores entre la condición actual y la futura. Lo que trae la necesidad de educadores regidos por los Aristos, bajo una nueva reforma educativa.
El hombre se convirtió en lobo del hombre más marcadamente desde el capitalismo, aunque esta situación viene desde la llegada del cristianismo a Grecia, Nietzsche menciona que se llegó a la “anarquía de los instintos”, se pierde la esencia de la autarquía del estado cediendo a un ente externo o a una esperanza de felicidad. Por lo que a este escrito compete sólo nivelar la actual condición a la de un verdadero estado, sin llegar a “mejorar” la condición, recordar que al gobernante le compete la conservación de la vida y el respeto a la voz del pueblo.
Tijuana debe comenzar a trabajar desde sí y para sí, aceptando la pluralidad que se da, y olvidándonos de homogeneizarnos, porque no somos ni seremos ejemplo para nadie, sólo hay que saber habitar, concientizarnos que vivimos en la arista entre dos fuertes influencias, de donde es posible aprovechar esta riqueza en conjunto de las comunidades aledañas. Cumplir con la calificación de “República” mexicana, aunque esto pueda afectar a la democracia.
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• Aristóteles (1999), Ética nicomaquea. México: Ed. Época.
• Bamford Parkes, Henry. (1979) La historia de México. México: Ed. Diana. 15-30.
• Foucault, Michel. (1994), Estética, ética y hermenéutica: las mallas del poder. Barcelona: Ed. Paidós. 247-254.
• Hobbes, Thomas. (2005), Leviatán. México: Ed. Gernika.
• Mason, Edgard. (1982), México: crisis y supercrisis. México: Ed. Posada.
• Marx, Karl. (1988), Manifiesto del partido comunista. México: Editores mexicanos unidos.
• Nietzsche, Friedrich. (2005), El ocaso de los ídolos. España: Ed. Edimat. 47- 54 y 71-81.
• Schopenhauer, Arthur. (2009), El arte de tener siempre la razón y otros ensayos: aforismos sobre el arte de saber vivir. México: Santillana ediciones generales. 9-49.