Antropología filosófica: vitalismo y existencialismo.


Entendemos la antropología filosófica como la búsqueda de la esencia humana desde nuestros orígenes; tarea que han venido resolviendo varios filósofos. Pasando desde la perspectiva de los presocráticos, helenos, y medievales; es evidente el cambio de percepción dentro de la esencia o “naturaleza humana”, en donde se pretende dar un origen divino o netamente individualista al concepto de ser humano; lo que da pie al antropomorfismo, antropocentrismo y etnocentrismo; donde puede llegarse hasta con la ayuda de la filosofía, pues ésta puede estar manipulada por alguna ideología y crear divisiones a partir de su concepción de humanismo. Ya lo menciona Van Dijk en su Análisis del discurso ideológico, algunos autores crean una separación entre el “ellos” y “nosotros” con el fin de la degradación del personaje ajeno.
La antropología filosófica ha estado estudiando la naturaleza del hombre, a partir de la filosofía moderna, independientemente de la teología; sin embargo hay quienes niegan que exista dicha naturaleza, como los existencialistas. Todo esto se presenta desde que surge la cuestión ¿Qué es el hombre?

Vitalismo.

La corriente vitalista argumenta que existe una fuerza vital que funciona como principio de todas las cosas. Dentro del vitalismo es notoria la aparición de Schopenhauer y Nietzsche. Factor principal en el destronamiento de la razón.
Arthur Schopenhauer nos muestra que el hombre es una víctima del mundo, se encuentra dominado por la “voluntad”, donde el hombre es deseo. El hombre está anhelando algo siempre y cuando llega a obtener lo que quiere, llega el hastío. Es por eso que la vida es lo peor, que la voluntad nos maneje sin control. El hombre no tiene espíritu, es una mera manifestación de la voluntad a la que se encuentra esclavizado, y no siempre va a ordenarle al intelecto que obre de forma racional. Las únicas formas de librarnos de la voluntad son por medio del arte, aunque brinda una libertad temporal, la negación de los deseos y el ascetismo.
La verdad va a presentarse de una manera accesible para todos de manera que se llene de ilusiones e ideologías al intelecto para dar pie a un pragmatismo.
Por otra parte Friedrich Nietzsche, quien fue seguidor de Schopenhauer, menciona que el hombre se encuentra encaminado hacia una “voluntad de poder”, en donde desprecia el pesimismo a la vida y propone utilizar el sufrimiento como un catalizador para crear, encaminándose hacia lo dionisiaco. Pues el hombre es el puente hacia el “Superhombre”, un individuo libre, autónomo, quien se ha superado a sí mismo.
El superhombre se expone como muestra de la máxima evolución de la humanidad, quien lleva toda una moral aristócrata por situarse sobre los demás y seguir la “voluntad de poder”, que consiste en alejarse de la caridad, esperanza y demás “valores de débiles y esclavos”; sin embargo, no por esto el superhombre tiene que ser un burgués.
La antropología filosófica en Nietzsche propone a un hombre creativo, autárquico, guiado por la “voluntad de poder”, iconoclasta, que demuestre su superioridad ante el resto de la sociedad.



Existencialismo

Esta corriente filosófica presentada en primera instancia por Sören Kierkegaard interpreta al hombre como un conjunto de relaciones sociales en donde el individuo se enfrenta ante la existencia, su soledad, en un mundo lleno de posibilidades. El poder de la decisión provoca en el sujeto la “angustia”, término que explica el existencialismo ateo de Jean Paul Sartre.
En Sartre se encuentra la máxima expresión del existencialismo; dentro de su antropología encontramos la negación de la naturaleza humana, pues, parafraseado al autor, ésta no existe porque al no haber un Dios que la otorgue el hombre es responsable de lo que es. Él mismo se forma.
El hombre empieza por existir, después crea su esencia. Contrario a lo que pregonaba Tomás de Aquino, la responsabilidad recae en el mismo individuo, pero no sólo de él mismo sino de la humanidad entera; porque al decidir algo como robar, asaltar, asesinar o casarse, el individuo está consciente de que si asalta, por ejemplo, acepta que quiere ser robado y humillado por otra persona, o peor, que reine el caos. Mientras que si se casa acepta la monogamia y la quiere para la humanidad entera. Es por eso que el hombre es angustia, no puede escapar al sentimiento del que habla Kierkegaard, es como si la ética de toda la especie humana recayera en cada uno de nosotros. En donde todo puede ser permitido, ante esta situación ya profundizaremos con Nietzsche.
Martín Heidegger, maestro de Sartre, menciona en su Ser y tiempo que la filosofía al preguntarse sobre el ser, conocer el tipo de ser que es el humano, da cabida extensa a la antropología filosófica. Reflexionar sobre el hombre. Preguntarse sobre el ser y diferenciarlo del ente.
En tanto a esta percepción angustiosa y pesimista de la vida, Sartre propone que al carecer de naturaleza humana, porque la esencia procede a la esencia, el hombre es libertad, está solo en un mundo desamparado. El hombre es un ser desamparado.
La respuesta del humanismo viene a poner al hombre como el ser más maravilloso, llevándonos al antropocentrismo como un círculo vicioso, para el existencialismo lo que el humanismo debe hacer es recordarnos la responsabilidad que recae en cada individuo, hacer frente a nuestros actos.

Antropología vitalista y existencialista para un lugar decadente.

Como se ha venido analizando, la antropología filosófica constituye una pieza importante dentro de la base de cada perspectiva filosófica, el sentido del hombre, la ética y la moral.
En nuestro país seria ventajoso que la educación se basara en una filosofía existencialista, que se formen personas conscientes de sus actos, de su responsabilidad, en donde el vitalismo funcionara como un incentivo para crear, como un consuelo para la existencia. Sin embargo todo esto adquiere un carácter utópico al contrastarlo con el capitalismo y, por supuesto, la religión.
El hombre adquiere una identidad, un consenso general apoyado por una filosofía que encamina hacia la superioridad, pero sin ser tergiversada como lo hicieron los nazis.





Antropología filosófica ¿Necesario su estudio?





La antropología filosófica va a la par de la ética, y como el hombre se encuentra en un constante cambio funge como fuente de ideologías. La antropología ayuda a constatar una identidad, a comprender lo que el hombre es, apegándose a lo verídico.
El vitalismo y el existencialismo son dos corrientes que aún conservan su vigencia gracias a lo cercanas que se encuentran a la realidad, consolándonos en las dificultades que el mundo nos depara, preparándonos para afrontar las crisis y la depresión común. Además puede conciliarse bien con algunas religiones, como la filosofía de Kierkegaard.
La concepción del hombre constituye la idiosincrasia del individuo, mantiene un punto base para la antropología filosófica.






Fuentes:



· Heidegger, Martin. El ser y el tiempo. FCE: México. 1997


· Landmann, Michael. Antropología filosófica. Unión tipográfica editorial
hispano-americana: México. 1978.

· Sartre, Jean Paul. El existencialismo es un humanismo. Editores
mexicanos unidos: México. 2008.

· Schopenhauer, Arthur. El mundo como voluntad y representación. Akal:
España.

· Nietzsche, Friedrich. Así hablaba Zaratustra. Época: México. 1994.

· Pirrafé, Lluis. Schopenhauer, la voluntad como fundamento.
http://www.mercaba.org/Filosofia/Moderna/schopenhauer.htm

· Van Dijk, Teun A. Analisis del discurso ideológico. Comunicación y
Política.
http://bigdali.com/mod/resource/view.php?id=72

Sobre este blog

Crítica, expresión filosófica para todos.

Opiniones sobre lo que acontece en Tijuana, México y el mundo desde una perspectiva analítica, preparandonos para la fatalidad del mundo y esa paradójica belleza que brinda la vida.